La depresión, el mal del siglo

La depresión está claramente clasificada en una enfermedad de las más comunes, que llega a interferir con el desarrollo coherente y productivo de la vida diaria a quien la padece, tanto para actividades normales y rutinarias como dormir, trabajar, estudiar comer y así disfrutar de la vida en general.

La enfermedad vienen dada con una por la combinación inconsciente de varios factores entre los cuales se involucran, según estudios recientes los genéticos, biológicos, psicológicos y estrechamente los sociales o ambientales.

Algunos estudios hacen referencia al riesgo genético de la depresión como influencia directa de factores externos en combinación con genes de tristeza y falta de superación adquiridos durante el estado de gestación.

La depresión puede ser variada, pero esta puede también desarrollarse en individuos sin antecedentes familiares de depresión, y aunque sus síntomas llevan un patrón, no todos llegan a presentar la misma sintomatología.

Es así como la gravedad de la depresión, su frecuencia y durabilidad van a ir dependiente al sujeto y su capacidad de asumir las responsabilidades consientes de su condición.

Fundamentos clave de la depresión.
Se sabe que la depresión es una tristeza que se vuelve considerablemente persistente, aunada a una falta de interés ante las distintas actividades de la cotidianidad.

No importa si estas actividades anteriormente representaban un disfrute, son invalidadas por la incapacidad de llevarlas a cabo durante periodos que pueden variar de constantes a nulos.

Están las personas que la padecen sometidas a una serie de síntomas, que pueden ser variados, pero en línea general van desde la perdida de energía, cambios en los hábitos alimenticios, necesidad de dormir o permanecer en posición de reposo, ansiedad por el accionar del mañana.

Se puede notar en el individuo una falta de concentración mezclada con una indecisión ante la toma de decisiones vánales, triviales o rutinarias, su inquietud y percepción de inutilidad, así como la culpabilidad junto a la desesperanza.

Son tan variados los síntomas que presenta las personas depresivas, que en ocasiones llegan a ser poco entendidos por el entorno social, familiar o laboral, pudiendo a manifestar o no tendencias claras de autolesión o aún más grave de suicidio.

Bajo ningún concepto ni razón se debe ver la depresión como un signo de debilidad, esta se puede tratar con terapia por profesionales, que edifican un plan de acción, que lleve la participación de dos o más especialistas en los trastornos del comportamiento, como psicólogos, psiquiatras y médicos neurólogos, que estimulen sustancias cerebrales para ayudar al individuo.

Son necesarios los análisis del entorno de desarrollo habitual del individuo, porque las personas cuya cotidianidad está sujeta a experimentar la gran variedad de reacciones de ansiedad, estrés, temores, frustraciones y enojo, son categóricamente más propensos a sufrir depresión.
Sera entonces necesario, comprender como individuos razonables que la depresión es una condición frecuente, la cual no tiene límite de edad, y que amerita de la ayuda.

Se maneja información de que la depresión como patología puede devengar en un problema a nivel cardiaco, así como a la diabetes, con consecuencias de adquirir problemas colaterales como el alcoholismo, demencia y enfermedades degenerativas de la psiquis del individuo.

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